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GENIOS BAJO EL MAR

GENIOS BAJO EL MAR

Luis Roberto Robles J.                                                                                           Abril 2022

En la naturaleza existen muchos animales de aspecto extraño, pero ninguno es tan como los pulpos (y sus primos los calamares). Estos fantásticos animales pertenecen al grupo de moluscos marinos conocido como “Cefalópodos” es decir, los que tienen los pies en la cabeza. No tienen esqueleto, mejor aún, tienen un sistema mediante el cual bombean agua fuera y dentro de su cuerpo que les da el soporte de un esqueleto más la flexibilidad de una goma. Su sangre es de color azul debido al cobre que contiene. Los pulpos pueden nadar usando propulsión a chorro, pueden reptar en cualquier superficie gracias a sus poderosos brazos dotados de ventosas o si lo prefieren pueden correr por el fondo del mar. Cuando se ven amenazados, sueltan una carga de tinta natural que nubla la visión de sus depredadores y en caso de ser atrapados, pueden desprenderse a voluntad de uno de sus brazos y dejarlo como señuelo sin que esto sea un problema, pues son capaces de regenerar por completo el brazo perdido. Su piel está formada por millones de células llamadas cromatóforos y fotóforos, las primeras tienen la capacidad de cambiar de color y las segundas pueden absorber o emitir luz y gracias a esto, los pulpos tienen un camuflaje insuperable y logran un alto grado de invisibilidad.

Nada de lo anterior es tan asombroso como la gran inteligencia de los pulpos y es importante tomar en cuenta que, en la mayoría de los animales, la vida es simple e instintiva, pero en algunos animales de orden superior como los mamíferos, la conciencia otorga una capacidad de experimentar la vida de forma más completa, por eso es asombroso que los pulpos sean conscientes de su propia existencia. Los pulpos pueden resolver acertijos, memorizar patrones y usar herramientas para lograr sus objetivos. Los científicos que los han estudiado en condiciones de cuidado humano coinciden en tener la sensación de estar comunicándose con ellos, como si se tratara de una inteligencia alienígena, pues son capaces de reconocerse a si mismos frente a un espejo, son conscientes de su entorno y entienden la diferencia entre ser libres y estar cautivos, son capaces de distinguir a las personas, incluso con cierto grado de prejuicio, mostrando empatía con algunos y desprecio con otros. Tienen memoria a corto y largo plazo, y las investigaciones más recientes han demostrado que sueñan igual que los humanos.

Pero esto no los hace similares a nosotros. El cerebro de los pulpos está construido de manera completamente diferente al nuestro y experimentan su mundo forma muy diferente, más aún, la evolución del cerebro de los pulpos les permite hacer algunas cosas que ningún humano sería capaz de hacer. Los cefalópodos son capaces de editar la genética de su cerebro que les permite mejorar la calidad de su sistema nervioso y su sistema inmune, además sus células cerebrales se extienden por sus brazos por lo que, literalmente cada brazo es capaz de tomar decisiones autónomas dejando libre al cerebro para otras tareas, de esta forma un pulpo puede estar defendiéndose de un predador con un par de brazos extendidos al frente mientras que con los otros está cazando una presa y al mismo tiempo está observando su entorno y tomando las decisiones que lo pondrán a salvo con el botín obtenido.

 

Referencias:

Baer J. 2019. “The brain of the Octopus” Passio.Inventa marzo 2019. The Brain of the Octopus — PassioInventa (piphd.com)

Liscovitch-Brauer et al., 2017, “Trade-off between Transcriptome Plasticity and Genome Evolution in Cephalopods” Cell 169, 191–202.

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